"Las empresas se
dividen en dos: las que han sido hackeadas y las que no lo saben". Así de
contundente se mostraba durante la última reunión del Foro Económico Mundial en
Davos, Suiza, el CEO de Cisco, John Chambers. La ciberseguridad se ha convertido
en una de las principales prioridades de las grandes empresas en todo el mundo,
que no saben cómo hacer frente a esa amenaza y buscan respuestas. Y Davos se
hizo eco de esa inquietud. "¿Qué pasa en un mundo en el que las
transferencias electrónicas tienen cada vez más importancia y donde una moneda
virtual como el bitcoin puede ser el futuro si no está garantizada la seguridad
en Internet?", preguntaba el presidente de la mayor empresa en gestión de
activos del mundo BlackRock, Larry Fink, a un grupo de banqueros centrales.
Obtuvo silencio por toda respuesta.
Tal es la preocupación del
sector financiero y empresarial que el Foro presentó un informe sobre "Los
riesgos y la responsabilidad en un mundo hiperconectado". Según sus datos,
el sector tecnológico, incluyendo análisis masivos de datos, la información en la
nube y la acumulación masiva de información -Big Data - podría crear un valor
añadido a la economía global de entre 9,6 y 21,6 millones de dólares. "Sin
embargo, si la sofisticación de los ataques supera las capacidades defensivas
del sector y, en consecuencia, se aprueba una nueva oleada de regulaciones y de
políticas corporativas que ralenticen la innovación, el impacto para 2020 puede
alcanzar los 3 mil millones de dólares". El informe, elaborado por el Foro
y McKinsey & Company, sostiene que para proteger a empresas y sociedades de
esos efectos económicos debe establecerse una estrecha colaboración
público-privada y una coordinación a nivel global de las autoridades porque los
modelos de defensa tradicionales se han probado obsoletos.
"No se trata únicamente
de crear barreras de seguridad. Hay elementos en juego, como la privacidad, el
crecimiento, la innovación y el libre intercambio de bienes y servicios que
pueden servir de compensación a nuestros esfuerzos. Porque no hay duda de que
para tomar buenas decisiones, necesitamos mejores datos e información",
sostenía Alan Marcus, responsable del Foro para las industrias de
Telecomunicaciones en Estados Unidos.
Puede que las cifras que
están en juego sean incluso mayores. El presidente de la aseguradora Lloyd's,
Stephen Catlin, defendía esta semana en Londres que los ataques cibernéticos
suponen en la actualidad tal peligro para las empresas globales que deberían
ser los gobiernos quienes asumieran los costes derivados de esos ataques. "Los
balances de las aseguradoras no son lo suficientemente grandes para cubrir esos
riesgos. Es, sin duda, el mayor y el más sistémico de los riesgos que he
afrontado en toda mi carrera" que ya va para 42 años, apuntó.
A su juicio, la
ciberseguridad es un riesgo mayor incluso que el terrorismo ya que es una
amenaza a la que resulta difícil de aplicar un modelo de protección
generalizado. Las compañías piden cobertura no solo frente a las pérdidas
derivadas de los ataques si no que los costes cubran también las
investigaciones sobre el ataque y las demandas que se deriven del mismo. Son,
además, ataques que pueden tener lugar en varios lugares del mundo al mismo
tiempo y que si afectan a sistemas de software utilizados de forma generalizada
en todo el mundo puede hacer caer los sistemas a nivel global y provocar
pérdidas de miles de millones para empresas y aseguradoras. "Las
cuestiones relacionadas con la ciberseguridad empeoraron notablemente en 2014.
Lamentablemente, 2015 va a ser mucho peor", concluyó Chambers.
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