Los iPhone y los iPad
cuentan desde hace tiempo con sensores de Sony en sus cámaras, al igual que la
mayoría de móviles del mercado. Pero Apple parece dispuesta a seguir un camino
propio a la hora de mejorar la cámara de su smartphone. Esa es la razón que podría
explicar la compra de la empresa israelí de sensores de imagen Linx. Una firma
que está intenta superar las limitaciones de los teléfonos a la hora de captar
imágenes.
Las cámaras de los móviles
se han convertido en uno de los rasgos que distinguen con mayor claridad a los
de gama media de los de gama alta. Por eso para Apple es tan importante no dar
un paso en falso en este terreno. De momento han logrado mantenerse en la
brecha sin recurrir a tecnologías rupturistas. Su fórmula ha sido combinar
hábilmente lo que ya existe añadiendo algunos elementos exclusivos.
Uno de sus grandes aciertos
ha sido no participar en la guerra de los megapíxeles que se desató entre los
fabricantes de tecnología fotográfica y que se ha extendido a los de teléfonos
móviles. De hecho, con su campaña Fotografiado con un iPhone 6 está intentando
demostrar que los ocho megapíxeles de su cámara son suficientes. Incluso para
imprimir fotos del tamaño de una valla publicitaria. Pero esta fórmula se está
agotando.
Muchos esperan que las
próximas generaciones del iPhone equipen cámaras con mayor resolución y
prestaciones con las que no cuenten las de otros fabricantes. Aunque Apple no
encuentra la fórmula para desembarazarse de Sony, algo en lo que curiosamente
se parece a Samsung. La prueba está en que los surcoreanos incluyeron un sensor
de imagen propio en el Galaxy S5, pero en el Galaxy S6 han vuelto a confiar en
uno de Sony.
La empresa japonesa
prácticamente monopoliza el mercado de sensores de imagen, superando de lejos
las ventas de competidores como Toshiba y Qualcomm. Tanto es así que esta
división se ha convertido en una de las más rentables para Sony. De hecho, hace
unos días se supo que va a invertir 375 millones de dólares para ampliar las
fábricas en Japón dedicadas a producir estos componentes.
Esta ventaja es fruto de su
enorme experiencia en imagen digital. De hecho, Sony fue el primero en
comercializar una cámara digital: la Mavica, en 1981. Entre las razones de que
sus sensores sean tan populares están que ofrecen calidad a un precio
competitivo. Además, son atractivos para los departamentos de publicidad de las
empresas que los compran, pues Sony lleva tiempo aumentando la resolución de
estos y casi nadie le pone mala cara a un sensor de muchos megapíxeles.
Apple al menos ha logrado
que Sony fabrique para ellos sensores exclusivos. Los de Cupertino se limitan,
por lo tanto, a acompañar este elemento de un buen objetivo y detalles como el
cristal de zafiro que impide que se raye la lente, el flash dual que estrenó el
iPhone 5s o la tecnología de enfoque rápido del iPhone 6.
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