Pesaba
más de cuatro kilogramos (modelos de portátil actual pensan algo más de un
kilo), sacaba una resolución de 640x 200 píxeles y, para colmo, costaba unos
4.000 euros. El T1100, fabricado por Toshiba, cumple treinta años, y será
recordado por ser el primer portátil de la historia.
El
«laptop» apareció en el mercado europeo en 1985, siendo el primer portátil
comercial del mundo compatible con el entorno IBM. Por aquellos años, la idea
de un ordenador portátil no era nueva. En el mercado se habían visto máquinas
«transportables» de Osborne Computer Corporation, Radio Shack y Seiko Epson.
Sin
embargo, Toshiba y Nishida crearon un producto diferencial, gracias una serie
de características: baterías recargable, pantalla LCD y compatibilidad con IBM.
El origen del T1100 se remonta al proyecto «Brighter Blue», con el que la marca
japonesa estaba analizando sus posibilidades para entrar en el mercado del PC
en EE.UU.
Los
estudios previos a este proyecto dejaron una cosa clara: las opciones de
Toshiba pasaban por inventar algo nuevo, innovar aprovechando la popularidad de
los «transportables». Tomando estas conclusiones, Atshutoshi Nishida, máximo
directivo en los EEUU entonces y que llegó a ser presidente de Toshiba
Corporation en el siglo XXI, llegó a un acuerdo con la corporación para que
apostaran por un producto de este tipo: se comprometió a vender 10.000 unidades
en un año de un producto que salió al mercado por más de un millón de pesetas.
En
abril de 1984, un grupo formado por diez ingenieros se pusieron a trabajar en
el T1100. El equipo tenía listo un prototipo en agosto de ese año. Tras este
primer paso, los esfuerzos se dirigieron a alcanzar la compatibilidad con IBM y
disponer de un completo repertorio de software para que el producto fuera algo
más que un conjunto de componentes electrónicos. Así se llegó a acuerdos con
Microsoft, Lotus, Asthon Tate para que sus programas estuvieran disponibles en
discos de 3,5 pulgadas, cuando el estándar era de 5,25 pulgadas.
Tras
estos, vinieron muchos más acuerdos y empresas y el portátil estuvo listo para
salir al mercado. El T1100 vio la luz con un procesador Intel Corp. 80C88 a una
frecuencia de 4.77 MHz (las velocidades actuales de los portátiles más
avanzados llegan perfectamente a 2 GHz), 256 kilobytes de memoria de serie,
pantalla LCD de 640 x 200 píxeles, capaz de mostrar 25 líneas de 80 caracteres
y disquetera de 3,5 pulgadas, que apoyó ambos disquetes de 640K bytes y 720K
bytes.
Uno
de los aspectos más revolucionarios es que pesaba 4.1 kilogramos. Al finalizar
1985, a Nishida le quedaban 230 unidades por vender, pero el reto estaba
conseguido y el mercado de la informática portátil empezaba un desarrollo y
evolución que treinta años después han convertido al portátil en un estándar en
empresas y hogares.
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